eras muy niña

Solo tenemos dos años de diferencia, y tú pareces la mayor. Tan pequeña y frágil, eres muy fuerte. A veces no coincidimos en las decisiones, pero la mayoría de las veces das tu brazo a torcer. Gracias por ello. Te gustan las personas francas, directas y de buen oído. Aunque hoy ya no andes pegada a mí como cuando eras muy niña, me es difícil dejar de estar pendiente de tus cosas. Quizá porque siempre eras tú la que lo hacía por mí.  Pequeña, sabes cuanto te quiero y cuán orgullosa estoy de ti. Muchas veces, a pesar de que las cosas te resultaban adversas, siempre sacabas fuerzas para voltear el juego. Eres una mujer de ejemplo. Aunque a veces reniegas por mis bromas y ocurrencias, me alegra robarte una sonrisa, una carcajada. Tus gustos son tan opuestos a los míos. Sin embargo, compartimos muchas cosas valiosas en común: nuestra sangre, nuestros genes, nuestra vida, nuestros padres y nuestro hermano.

Pequeña, eres muy, pero muy especial para mí. Y lo sabes, porque siempre trato de recordártelo todos los días: te quiero mucho. Es la primera vez que escribo algo para ti, y espero que no sea la última. Dios te guíe siempre mi pequeña, y cumpla todos los deseos de tu corazón.