viernes, 22 de julio de 2011

¡Volverán tus hijos errantes!.

Aquellos que dejando el amparo de tus manos,
en la tarde oscura del invierno se marcharon
peregrinos, a otras tierras, otros mares,
grabando en tu alma el recuerdo
de sus risas frescas de días lejanos.

Preguntas al viento si vuelven los tiempos pasados,
y su tímida brisa, acaricia;
y la caricia: suspiro
y el suspiro de amor un respiro,
como una esperanza cercana, con toda certeza, contesta:
¡Volverán tus hijos errantes!.

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